agosto 28, 2008

Escuela para Padres en nuestra I.E.

"Parece que los padres estamos fallando en el proceso de separación, individualidad y ayuda a los hijos a crear su propia independencia. Es que confundimos lo que es el amor y nos dedicamos a hacer felices a nuestros hijos, a cumplirles sus caprichos, a resolverles la vida y no pensamos en prepararlos para una vida dura, así que nuestros hijos nunca aprenderán a ganarse la vida y a ser autosuficientes. Cada día los hijos pretextan su ayuda en las labores del hogar alegando que su única responsabilidad es el estudio, pero lo demás depende totalmente de sus padres. En aras de una felicidad mal entendida queremos llenarlos de cosas materiales, se les compra la mejor ropa, estudian en escuelas particulares, dinero para las discotecas, dinero para sus gastos, sin mencionar otros “compromisos económicos que ellos hacen”; los cuales no se ganan y lo más grave ellos piensan que es tu obligación. Te sacrificas en todos los sentidos para que tus hijos tengan lo mejor y nunca les quedas bien y lo que recibes por parte de ellos es: EXIGENCIAS Y EGOISMO. Les hemos dado tanto, que se creen Merecedores de todo. No te piden… TE EXIGEN. Se sienten el centro del universo, cargados de egoísmo creen que el mundo debe de girar a su alrededor y que lo único valioso, importante y primordial, son ellos.

Si yo como padre cumplo con el compromiso de cubrir sus necesidades personales, de salud y escolares... Ellos tienen que cumplir con el compromiso de sacar buenas calificaciones y colaborar en el hogar. ¿Qué está pasando con las nuevas generaciones? Si miramos un poco hacia atrás y revisamos los años lejanos o cercanos a nuestra juventud, todo era muy diferente. No tenías teléfono celular… y no pasaba nada. No tenías computadora… y te fletabas a mano. Te conformabas con la ropa que te podían comprar y no por eso te sentías diferente ni descalificado por no usar la marca X ó Z. Si te llamaban la atención, te negaban un permiso o te daban un coscorrón, de ninguna manera le faltabas el respeto a tu papá, ni mucho menos lo amenazabas. Si te ibas a una fiesta o reunión, te comprometías a regresar a una hora determinada, que tenías que cumplir te gustara o no, de lo contrario no había permiso para la siguiente. Y eso no era motivo para emitir gritos, zapatazos, chantajes o tener durante una semana sonrisas fingidas o caras molestas. En ese tiempo existía un valor muy importante que nos enseñaron desde pequeños, se llamaba: RESPETO. Ahora no se conoce, no existe, no sabemos en que lugar estará o detrás de que mueble lo escondimos para que nuestros hijos no lo encuentren y mucho menos lo practiquen. Había valores que eran preponderantes: uno era el orden, el otro la disciplina y otro la obediencia. En aquellos tiempos no te sobreprotegían, ni te solucionaban los problemas, tenías libertad hasta para cometer errores, lo cual te llevó a desarrollar un sentido de responsabilidad y de identidad. Eso se llama CRECER. Dentro de este proceso de crecimiento no estaban exentos un coscorrón, un cinturonazo o una que otra nalgada bien puesta, mismas que a nadie le ocasionó ningún trauma, por tratar de que obedecieras. En aquellos tiempos la voz de tu padre se escuchaba con respeto, las órdenes de mamá se acataban sin protestar y los consejos de ellos no eran catalogados como cantaletas. Ni le decías a tu papá "ya cállate“ o el famoso “si, hombre, si".
En aquellos tiempos los padres ponían los límites, las reglas y las condiciones y no tenían miedo de que el hijo o la hija les dijeran: es que aquí no me comprenden, la onda es diferente, no me dejan ser, tu no te metas, tu de que hablas, tu eres peor, o el típico "me voy de la casa“ ¿Pues adonde te ibas a ir que te trataran mejor que en tu casa? Ellos no tenían miedo de llamarte la atención y "que te enojaras", no justificaban tus malas calificaciones, ni tu mal comportamiento en la escuela, ni la falta de respeto a los maestros, ni tu falta de colaboración y apoyo en tu casa; el padre decía no. Y no, quería decir NO, la figura paterna era muy diferente a la actual, así como el amor, el respeto y la consideración… No daban cabida a los actuales calificativos: Mi papá está loco, ya está chocho, es un egoísta, está neurótico, es un frustrado, y quien sabe cuántos calificativos más.

Enséñales a ganar su propio dinero con honestidad, para que sepan lo que cuesta administrarlo y disfrutarlo; a valorar la oportunidad del estudio, no todas las personas tienen el privilegio de prepararse, tener una profesión y formar un plan de vida equilibrado. A respetar a sus semejantes para que cuando tengan su pareja la sepan cultivar y procurar. La igualdad entre hombres y mujeres no es faltarse al respeto, ni tener jerarquías ventajosas. Enséñales a formar su escala de valores que los harán seres humanos de bien, útiles a su familia y a la sociedad. Hazles conciencia que los valores no han pasado de moda ni son piezas de museo. Enséñales a quererse a sí mismos para que cuando tengan sus hijos, los amen y eduquen.
Para que tengan credibilidad en la relación de pareja.

Piensa … ¿Qué vas a querer a cambio de un abrazo? DESPIERTA PAPÁ DESPiERTA.
Vamos a ponernos las pilas, hagamos de nuestra escala de valores un estandarte, para que nuestros hijos aprendan lo que es el respeto, el compromiso, la honestidad, la humildad, la cortesía, la prudencia, la generosidad, el agradecimiento; y la nobleza de corazón… Que los hará unos seres humanos de excelencia DESPUES DE TODO NO ES TAN DIFICIL. PRUEBA Y VERAS."
(TESTIMONIO DE UN PADREDE FAMILIA)

Escenas del Taller realizado por la Comisión.

El mensaje hecho canción. Es para ti, papá y mamá.

agosto 14, 2008

CREATIVOS E INGENIOSOS INVENTOS.

Un motor eléctrico. ¡Qué fácil es su construcción! Su funcionamiento se funda en el principio de Inducción electromagnética.

Ingenio y creatividad. Una vivienda convertida en una cadena de experimentos utilizando diferentes elementos que permiten la transmisión del movimiento. ¡Interesantísimo! ¿Verdad?

Y este es un brazo hidraúlico confeccionado con materiales de bajo costo, jeringas y equipo de suero.